sábado, julio 03, 2004

no estaría mal no tener que saber qué es lo que va a pasar

no deja de ser curioso la capacidad que tenemos los seres humanos para perder el orgullo, para volver a caer en lo que creíamos que teníamos superado, para olvidarnos de que lo que tendríamos que hacer es parar y bajarnos del carro en vez de volver a estrellarnos una y otra vez, viendo como saltan las astillas contra las rocas y se nos clavan en la piel, pero casi ni las notamos, a veces nos las sacamos con pinzas, otras simplemente dejamos que se queden dentro, con mucha suerte no se infectarán, pero siempre volvemos a dirigirnos de nuevo hacia un choque seguro, aunque cada vez estemos más desgastados y rotos.

(alguien esencial para mí me decía el otro día, más o menos, que era curiosa la imagen depresiva y desengañada que suelo dar aquí, comparado con mi habitual serenidad y aspecto risueño exterior. es que ni lo uno ni lo otro, sino todo a la vez, o todo lo contrario. por eso digo que nunca terminéis de tomar en serio del todo lo que digo aquí, o, más bien, que no creáis que es la única cara de la moneda. en el fondo soy un optimista, uno que cada vez se vuelve más realista pero sigue siempre manteniendo la ilusión por las cosas)